jueves, 12 de marzo de 2009

¡BUEN COMIENZO! (Ciclo lectivo 2009)


Un nuevo año comienza, con todos sus desafíos y sus avatares.
Una de nuestras metas de este año, es registrar clases.
Pues ¡aquí vamos con el primer registro!
Estoy feliz por el grupo de alumnos que se me ha asignado, ojalá ellos también lo sientan así, porque debemos recorrer una parte de nuestro camino juntos, como equipo.
Hemos estado hablando sobre la palabra "equipo", y sentí que entendieron muy bien el concepto:
Debemos ser un grupo en el que cada cual ponga al servicio de los demás sus virtudes y talentos, que todos los tenemos, aunque cada cual sea completamente diferente a los demás.
Entre todos llegamos a la conclusión de que si somos equipo, nos doldrá menos cuando cometamos errores, porque sentiremos que al compartir, de lguna manera se reparte, se divide ese dolor, porque a todos nos duele equivocarnos...mientras que disfrutaremos mucho más de los logros que cada uno de nosotros alcance, de esta manera el goce se multiplicará.
Es lo que intentaremos entre todos.
Destacaré una virtud de mis nuevos alumnos como grupo: "Saben escuchar", algo que por estos días se va perdiendo, en el afán de cada ser humano por ser escuchado, motivo por el cual cada uno levanta su voz y lo hace cada vez con más fuerzas para que prevalezca sobre las otras voces, sin darse cuenta que debemos empezar por ESCUCHAR, y que por más que todo mundo grite, si nadie hace un alto y se llama a silencio, nadie será escuchado.
Quiero aclarar también,que para mí EVALUAR forma parte del aprendizaje, y no es una prueba que se debe "pasar" para lograr tal o cual fin, y mucho menos un motivo para hacer comparaciones dolorosas entre los niños, que son vulnerables y que temen al fracaso,tal como cualquier ser humano.
Durante la primera semana, y hasta hoy, tercer día de la segunda, hemos trabajado con evaluaciones diagnósticas, y fue quedando a la vista quienes son aquellos niños a los que les resulta más fácil o más difícil estudiar, pero es sorprendente la seriedad, la madurez y el respeto con que cada uno de los niños ha asumido esas diferencias. Y sobre ellas ya hemos comenzado a trabajar, y me atrevo a decir que con gran éxito.
Seguidamente les contaré porqué:
Sucedió que en Ciencias Naturales, un grupo de alumnos respondió a la evaluación diagnóstica con un alto porcentaje de aciertos, mientras que otro grupo logró responder muy pocos puntos correctamente.
Les di la oportunidad de que los alumnos que habían logrado mejor puntuación, ayuden a los demás a responder, y que además les cuenten y les expliquen de qué manera habían estudiado ellos, ya que lo habían hecho exitosamente. Dediqué algunas horas de la clase a esa actividad, y disfruté del murmullo colectivo, que era un canto para mis oídos. Los alumnos designados para ayudar lo hicieron con mucho agrado, demostrando solidaridad y buena voluntad.
Así mismo, los niños con dificultades debían estudiar nuevamente los conceptos para defender sus trabajos de manera oral.
Todos se esmeraron, estudiaron, dedicaron tiempo y esfuerzo para presentar sus exposiciones ante la clase, que no es para nada sencillo, sino trate Usted de ubicarse en Sexto o Séptimo Grado, frente a toda la clase y la maestra nueva...trate de recordar, de ponerse en esa piel de niño de once o doce años...
Y sucedió algo maravilloso:
Hubo un integrante de la clase, el último, del cual no daré nombre, que se sentó ante la clase formada en U, con mucho valor pero también con sus temores, y desafió sus miedos y sus limitaciones. Respondió con bastante acierto a cada una de las preguntas, y se observaba cómo iba creciendo su seguridad, y asomando a su carita una sonrisa a medida que los demás sólo asentían con sus cabezas y me miraban.
Concluído el cuestionario, se acercó en silencio a mi mesa para ver la nota, y suspiró con alivio, todo había salido bien.
Pero no alcanzó a llegar a su asiento, cuando varios compañeros dijeron:
Señorita, desde que va con nosotros, siempre le ha costado mucho pasar al frente y responder a las preguntas, por eso se merece un aplauso.

El premio al esfuerzo y a la valentía se dejó oír en el aula y debe haber llegado a todos los rincones de la escuela.
Pero creo que donde mejor se oyó fue en los oídos y en el corazón de aquel integrante del Equipo de Sexto Grado a quien fue dedicado.
¡¡¡ Y en el mío, por supuesto!!!!