domingo, 22 de diciembre de 2013

ENSEÑAR CON EL EJEMPLO



Ser coherentes.
Hay un refrán que dice “Haz lo que yo digo, no lo que yo hago”. Esto como réplica producirá personas que irán por el mundo predicando algo que no tienen que “certificar” con hechos, de modo que está ya pre-establecido que una cosa es predicar y otra vivir de acuerdo al discurso. ¡Qué disparate!
Lo que de verdad sirve para la vida, más que escuchar a quienes educan, es observarlos.
Sin querer imitamos conductas, sobre todo de las personas que admiramos.
Los docentes primarios, que trabajamos con la infancia, debemos recordar esto, porque nuestros alumnos, no se por qué razón suelen admirar a sus maestros, y esto nos convierte a veces en espejos, por lo tanto es muy importante que tomemos conciencia de la gran responsabilidad que representa nuestra tarea.

¡ATENCIÓN, MAESTROS!
Los niños nos están observando, nos pueden llegar a imitar.


viernes, 13 de diciembre de 2013

APRENDER DE LOS NIÑOS


Habiendo transitado cinco décadas en las escuelas y treinta y cinco años como docente entre aula y aula, riendo, disfrutando, sufriendo, llorando, enseñando, pero sobre todo APRENDIENDO, y ya próxima a retirarme de ese ámbito, fuera del cual no recuerdo ya cómo se vive, he andado pregonando con acciones silenciosas que los maestros debemos ejercitar la escucha, oír a los niños. Aprendemos más nosotros de ellos que ellos de nosotros, porque están menos contaminados, menos condicionados por modelos creados por adultos de manera forzada por intereses mezquinos.
Los niños tienen el don de las cabezas y los corazones menos ajados, menos "tuneados", más originales. Si no les enseñamos a ser mezquinos, egoístas, falaces, no lo aprenderán. 
Imaginen un mundo sólo de niños. Ya sé que los niños crecen, que inexorablemente un día serán sólo adultos. Pero...¿No habrá una manera de conservar, paralelamente al paso del tiempo a ese niño interior hasta que nos llegue el último día? Yo sé que sí, que cada adulto debe ser niño otra vez y recuperar la transparencia, las ganas de sentarse en ronda en el piso, sacarse las zapatillas, reírse de las bromas sanas y saludables, escuchar, equivocarse, pedir disculpas, tomar la palabra, respetar la de los otros.
Escuchar qué le contó su abuelo, qué le dijo su tío, como se ponen las manos para silbar, qué pasó en su casa cuando el trueno quemó el televisor... Son sanos, simples, sin prejuicios. A ellos no les molesta que su perro tenga pulgas, igual sigue siendo su perro y lo aman. Tampoco entienden como problema que sus zapatos tengan barro, o sus caras sudor, o sus uñas luzcan mordisqueadas o sucias. No les importa que su maestra tenga el rostro arrugado o esté excedida en peso, porque ellos, como el entrañable  Principito saben ver con el corazón.
Tenemos que aprender a observar a los niños y escuchar a los viejos. Los primeros tienen la sabiduría de la humanidad incontaminada, los segundos, la sabiduría del que se equivocó muchas veces y entendió qué es de verdad importante para la vida, porque como dice el refrán "están de vuelta" y enhorabuena, ellos despertaron, se volvieron hacia adentro y buscaron hasta encontrar el niño interior.
La educación no es información, ésta se encuentra por doquier, cada día más profusa y frondosa. La educación es acompañar a los niños mientras construyen sus aprendizajes de manera comunitaria, compartiendo lo que saben, intercambiando experiencias, enriqueciendo los espíritus día tras día en el aula, en el patio, los pasillos, los paseos, los juegos... entre todos, cada cual a su ritmo y con sus capacidades. 
No necesitan archivar en sus cabezas contenidos vacíos de sentimientos. Lo que se hace con alegría y amor es lo que no se olvida, lo que queda para siempre, lo que marca. 
Aprendamos de los niños mientras podamos.
Los docentes en eso somos privilegiados: además de los padres ¿quién comparte más tiempo con niños? Por otro lado aventajamos ampliamente a los progenitores: mientras ellos comparten sus días con uno, dos, tres niños, sus hijos, nosotros lo hacemos con ¡Treinta a la vez!
¡Vaya si somos afortunados!

viernes, 10 de diciembre de 2010

CONSTRUIR UNA CATEDRAL


Cuenta una leyenda que hace muchos siglos unos trabajadores estaban cargando enormes piedras para hacer una gran obra. Pasó por allí un caminante, se etuvo y le preguntó a un trabajador:
-¿Qué haces?
-¿Es que no lo ves?- Respondió éste.
-Estoy cargano sobre mis hombros esta enorme piedra, trabajando como un burro y muriendo de sed.
Dio unos pasos el viajero y le preguntó a otro trabajador:
-¿Qué haces?-
-Pues no lo ves? Muriendo de sed y calor, acarreando grandes piedras. Sólo si Dios me ayuda lograré terminar con mi tarea-
Continuó caminando el viajero y le preguntó a un tercer obrero:
-¿Qué es lo que haces?-
-ESTOY CONSTRUYENDO UNA CATEDRAL- Respondió éste con seguridad.
Los tres hacían el mismo trabajo, al mismo tiempo y en iguales condiciones. Pero con actitudes diferentes.
¿No suele suceder ésto con los docentes en una misma escuela, con iguales alumnos en una misma Comunidad?

Siempre he dicho que el maestro es un sembrador, es iluso, sí.
Qué sembrador no lo hace con ilusión.
Y es paciente, porque la cosecha es a largo plazo y a veces ni siquiera sabe si dio o no frutos.
Pero si no tenemos ilusión, si no podemos soñar con un mundo mejor, si no estamos seguros de que ESTAMOS FORMANDO HOMBRES Y MUJERES DE BIEN, somos como aquellos dos primeros trabajadores pesimistas.
Hace sólo unos días mi hijo me dijo: -
“Sueño con cambiar el mundo, sé que es posible y lo estoy intentando, y si no lo es al menos pienso morir en el intento”-
Entonces le dije:
-El mundo es muy grande, no seamos demasiado ambiciosos, pero habremos dado un gran paso si logramos cambiar nosotros y dar ejemplos en el ámbito que nos rodea-
Las grandes empresas asustan, porque son como inmensas escaleras, pero empecemos subiendo un escalón, el primero. Y uno a la vez.
Alguien a nuestro alrededor nos ha de imitar, sea alumno, compañero de trabajo, o con suerte nuestro superior.
No debemos bajar los brazos.
Trabajemos en nuestra obra y no perdamos el gran objetivo, a pesar de la incertidumbre que nos causa el no saber si se cumplirá o no algún día.

jueves, 18 de noviembre de 2010

JEFES TÓXICOS

Emanaba autoridad sin proponérselo, no sólo en las aulas, sino en todo el pueblo. Ejerció la docencia como Maestra de Primario, Profesora de Secundario y Directora en ambos niveles. Mi homenaje para ella, quien dio ejemplo de autoridad sin autoritarismo.

Con este título comienza el tema sobre el cual nos hace reflexionar esta semana el célebre educador malagueño a quien tanto admiro y desde hace años sigo en su blogg del diario La Opinión de Málaga, Miguel Ángel Santos Guerra.
Y he aquí mi opinión al respecto:
La autoridad no es un mero cargo.
Oí de un director que la lucha por el poder en los centros educativos es atroz, y que pocos entienden que la autoridad se gana con humildad, demostrando sabiduría, solidaridad, sentido común, alegría, afecto, deseos de superarse y de crecer aprendiendo los unos de los otros, co-aprendiendo en un clima de respeto, confianza y tolerancia.
Pero existen jefes tóxicos en todos los ámbitos laborales, y  no solamente los jefes pueden ser tóxicos. A estas personas sólo las mueve el temor.

domingo, 26 de septiembre de 2010

EL SENTIDO DEL DEBER


El derecho y el deber son como los vasos sanguíneos: arteria y vena.
Cada derecho debe ir acompañado de su correspondiente deber.
Un niño tiene derecho a recibir educación, pero tiene el deber de estudiar y esmerarse.
Yo tengo derecho a usar y disponer de mi propiedad, pero tengo el deber de respetar a mi vecino, pues no por ser dueño de mi casa y mi equipo de sonido puedo enloquecer con ruidos a los vecinos.
Y así sucede con cada derecho.
Pero pasa a veces que hay quienes tienen fuertemente arraigado el sentido del deber, y son aprovechados por otros más solapados y van así recargando al más responsable.
Un día dije muy enojada en la dirección de una escuela:
-Lo que pasa es que esta institución es como un carro de caballos, al que más tira más le pegan, y el más mañoso se lleva siempre la parte más fácil-.
Quedó la anécdota que casi me cuesta un acta, pero se debieron repensar ciertas situaciones.
He reflexionado sobre el sentido del deber en este día especial, el de nuestro BICENTENARIO como nación libre, ya que la libertad sólo sobrevive donde se establecen y respetan unos derechos y unos deberes.

jueves, 19 de agosto de 2010

LOS MEDIOS BASURA


Acerca de ellos nos ha puesto a reflexionar hoy el maestro Migue Ángel Santos Guerra, desde el diario “La opinión de Málaga”, con su cálida Filosofía de la Educación que disfruto cada sábado y de la cual nutro mi espíritu. Y aquí fue mi propia opinión al respecto:
Parece que los medios basura constituyen un virus mundial. Aquí en La Argentina pasa exactamente lo mismo. Lo que importa es lo que vende. De pronto un programa de baile se convierte en pornografía a pleno día, fuera de horario de protección al menor…Todo es comercio, todo es dinero. La cultura parece ya algo olvidado, a veces ridículo.
Por suerte en mi casa ninguno de los cinco integrantes aporta puntos al “rating” de esos programas basura, y el que está radicado en Madrid jamás perdería su tiempo viendo ese tipo de televisión, completamente despojado de educación y cultura.
Yo sostengo que en la casa, y desde la más tierna infancia se deben inculcar en los niños los valores. Qué digo. Antes de la infancia, ya desde el vientre de la madre.
La Educación es responsabilidad de todos, pero cuando un padre ve que nadie agarra las riendas, tendrá que hacerlo él, y a conciencia. Se trata de su hijo, de lo mejor que le ha dado la vida. Y no hablo como educadora porque hace un tiempo estoy fuera. Pero aunque alejada de las aulas, seguiré siendo maestra mientras viva.