domingo, 26 de septiembre de 2010

EL SENTIDO DEL DEBER


El derecho y el deber son como los vasos sanguíneos: arteria y vena.
Cada derecho debe ir acompañado de su correspondiente deber.
Un niño tiene derecho a recibir educación, pero tiene el deber de estudiar y esmerarse.
Yo tengo derecho a usar y disponer de mi propiedad, pero tengo el deber de respetar a mi vecino, pues no por ser dueño de mi casa y mi equipo de sonido puedo enloquecer con ruidos a los vecinos.
Y así sucede con cada derecho.
Pero pasa a veces que hay quienes tienen fuertemente arraigado el sentido del deber, y son aprovechados por otros más solapados y van así recargando al más responsable.
Un día dije muy enojada en la dirección de una escuela:
-Lo que pasa es que esta institución es como un carro de caballos, al que más tira más le pegan, y el más mañoso se lleva siempre la parte más fácil-.
Quedó la anécdota que casi me cuesta un acta, pero se debieron repensar ciertas situaciones.
He reflexionado sobre el sentido del deber en este día especial, el de nuestro BICENTENARIO como nación libre, ya que la libertad sólo sobrevive donde se establecen y respetan unos derechos y unos deberes.

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