miércoles, 3 de marzo de 2010
A LOS PADRES DE MIS ALUMNOS
Tu hijo es el mejor regalo que te ha brindado la vida.
Necesita que lo escuches aunque estés muy cansado, aunque el sueño te domine.
Abrázalo, dile AHORA lo mucho que lo quieres, aunque tengas mil cosas que hacer, aunque esté interrumpiendo tu trabajo, aunque tu tiempo sea oro. Justamente por eso, porque este tiempo ya no ha de regresar, aunque quieras pagar oro por ello.
Interésate por sus triunfos y sus fracasos, pregúntale cómo salieron hoy sus cosas.
Y no pienses que a los niños por ser niños siempre les va bien.
Hace poco un alumno me dijo:
"Seño, ¿usted cree que a los chicos nunca nos va mal? A nosotros también algunas veces nos va bien y otras mal".
Habla a menudo con él, haz que se sienta acompañado y apoyado. Él, igual que vos diariamente se enfrenta a la vida y debe sortear dificultades.
Trata de descubrir para qué es bueno, porque seguro que es el mejor en algo, si no es en el cálculo será en redacción o en lectura, quizá sea bueno pateando penales o atajándolos, inventando cuentos o chistes, patinando, actuando, jugando ajedrez, pintando o cantando, recortando, zapateando...
Estimúlalo ante el acierto, acéptalo ante el error. ¿O es que acaso no tenemos todos derecho a equivocarnos y aprender de nuestros propios errores?
Ámalo. Ámalo tal y como es, con sus defectos y sus virtudes, con sus aciertos y sus errores, con sus alegrías y sus silencios.
Porque necesita sentirse amado para crecer, y porque es un niño, como el niño que tú fuiste, como el niño que, si buscas bien, aún vive dentro tuyo.
Con cariño:
Nancy - La maestra de tu hijo.
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