jueves, 1 de abril de 2010

ACERCA DE LA LEY, LA NORMA Y LA TRAMPA


Las leyes y las normas.
Las leyes están hechas para ser cumplidas.
La ley es la ley.
Sin normas el mundo sería un caos.
Si no existieran las normas, la convivencia sería imposible.
Hasta allí todo bien.
Pero…hecha la ley, hecha la trampa.
¿Por qué nos resulta tan difícil ajustarnos a las leyes?
¿Por qué tan a menudo las transgredimos? ¿Por qué el rechazo a cumplirlas a rajatabla? ¿Cuál es el origen de la resistencia?
Pareciera un designio ancestral, heredado desde tiempo inmemorial, allá por la época de la Colonia, cuando las autoridades tan distantes, aquellos lejanos Reyes de España nos imponían sus normas sin consensuar ni consultar. Creo que de allí viene nuestra resistencia a someternos a la ley.
Tenemos quizá un concepto equivocado, lo hemos internalizado mal, nos hicieron entender que la ley es sinónimo de sometimiento.
Pero claro, es que esas no eran leyes hechas a nuestra medida.
Me parece que a estas alturas de nuestra historia debiéramos ir entendiendo, o tratando de entender, que las leyes deben ser pensadas para que nos sirvan a nosotros, y no para que nos esclavicen, condenándonos a la infelicidad. Por el contrario, debieran estar concebidas para hacernos justos, ecuánimes, felices.
Muchas veces las leyes no están mal pensadas, mal redactadas ni mal establecidas, pero sí mal aplicadas.
Así el jefe se escuda en la ley para someter al subalterno con autoritarismo disfrazado de autoridad.
“Yo podría permitirte entrar, pero es hora de cerrar, la ley es la ley, lo lamento, está cerrado”.
“Ya sé que tu auto se quedó atascado en el camino de tierra por la lluvia y el barro, pero no llegaste a tiempo, lo lamento, tienes la falta”.
Y así podría citar miles de ejemplos.
Hay personas que gozan con el sufrimiento de otras.
Pero también hay personas que interpretan la ley de manera diferente. Son humanas. Saben hacer otra lectura. No es que todo esté permitido, pero flexibilizan.
Y así, hablando en la jerga escolar se suele escuchar:
-Puedes hacerlo, pero recuerda que existe una norma. Será la última vez-
Es cierto también que muchas veces uno les da la mano a los niños y ellos se toman el codo.
Aunque nadie puede negar que muchas veces los niños necesitan realmente ir al baño, o tomar agua, o de verdad olvidaron de la tarea sobre la mesa...
Entonces uno no sabe en algunas ocasiones cuál es la manera correcta o más aceratada de actuar.
Tal vez sea más fácil ajustarse a la norma, ser rígido, exigir que se cumpla, que cada quién se atenga a las consecuencias, hacer caer todo el peso de la ley.
La verdad no sé.
Generalmente me inclino por pensar desde el corazón que la rigidez es una cualidad de las rocas, y no de los seres humanos.

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